Viaje en velero a Formentera de 7 días.

31.10.2018

7 días navegando por Cala Saona, Ses Illetes, Es Palmador, Es Mestres, Ses Salines... 

Primero de todo, deciros que Formentera representa para mí ese trocito de cielo en la tierra, un lugar donde te sientes vivo. Donde el estrés no existe y el mejor plan es ir descalzo todo el día y dejar que los rayos del sol calienten tu cuerpo.

Un paraíso al cual os recomiendo sobre todo ir los meses de temporada baja, para evitar aglomeraciones y precios desorbitados. Para mí, mediados de junio es el momento ideal.

La isla está limpia, empieza a hacer calorcito, puedes bañarte en el mar, hay poca gente y la isla entera empieza la temporada con muchas ganas y energías.

Remontándonos al pasado, la primera isla balear que visité fue Ibiza, a los 19 años, y ya por esos entonces me quedé con las ganas de visitar Formentera, que parecía ya me estaba llamando.

Es bastante común, cuando veraneas en Ibiza, hacer una excursión de un día ya que solo hay 30 minutos de trayecto en ferry y puedes pasar el día allí.

Ahora pensándolo fríamente, la opción de hacer una excursión de un día no me parece una buena idea, ya que el ferry es muy caro, ronda los 50 euros ida y vuelta. Normalmente la gente que va a pasar el día suele quedarse en Illetes, que es la playa más cercana al puerto y a pesar de ser un entorno precioso, al masificarse tanto pierde mucho encanto.

También deciros, que para mí un día en Formentera es más una tortura que un placer, porque a mí me gusta saborearla lentamente. Ir sin prisa, alquilarme una moto, ir al faro a ver los atardeceres, perderme por una calita de Migjorn, subir a la Mola, bañarme en Es Caló... Como veis, muchas cosas para hacerlas tan solo en un día.

No fue hasta 9 años más tarde que conseguí pasar mis primeras vacaciones en Formentera, mi primera semana en este maravilloso lugar.

Fue mi primer viaje con Borja y desde que la pisé no ha habido verano que no haya repetido. ¿Sabéis eso que dicen amor a primera vista? Pues eso es lo que me pasó a mí.

Formentera es una isla muy pequeña, apenas 20 km y se conserva bastante virgen. Para llegar hasta ella debes volar a Ibiza y desde el puerto de Ibiza coger un ferry que tiene una duración de 30 minutos. En la isla podemos encontrar el espacio natural protegido de Ses illetes y la isla mantiene la típica arquitectura balear sin megaconstrucciones.

Consta de varios núcleos urbanos: Sant Francesc, la capital. La Savina; la zona del puerto. Es Pujols; el más turístico y dónde se alojan la mayoría de italianos.Sant Ferrán; muy cercano a Es Pujols y la Mola en la punta final de la isla, famoso por su mercadillo artesanal.

Más allá del tema visual a mí lo que más me impacta es la energía que tiene esta isla.

Todos mis viajes han sido por aire, es decir, volando a Ibiza y desde allí cogiendo el ferry. Pero este año fue diferente, y cumplí un sueño más que tenía pendiente, hay que ver... a este paso me quedo sin sueños por cumplir .

Siempre soñé con hacer una travesía en velero hasta Formentera, y este año Borja se decidió a sacarse el título para poder navegar hasta las Islas Baleares. Tenemos un amigo, Pepe, que cada año hace dicha travesía con amigos y decidimos que este año la haríamos juntos y así Borja también practicaría.

Inicialmente éramos seis personas: Patri, Pepe, Luis, Laura, Borja y yo. Pero una vez más mis amigos me dieron una sorpresa y vinieron desde Londres Carmen y Thomas. (Ya os hablé de ellos en mi post de Londres).

Así que emprendimos los ocho este viaje tan emocionante.

Formentera team
Formentera team

El velero lo alquilamos en Denia, dado que es el punto más cercano a Formentera desde la península, unas 10 horas navegando. Inicialmente el parte meteorológico no pintaba muy bien, incluso el chico del velero nos dijo que podíamos anularlo, pero las ganas pudieron más que la posible lluvia.

El precio del velero por una semana eran 3.200 euros, así que entre 8 nos salió a 400 por cabeza.

Surcando las mares
Surcando las mares

En cuanto al tema de la comida compramos todo lo necesario en Denia para poder hacer las comidas en el barco. Yo me llevé mis cositas desde Barcelona, tenía mis dudas de que pudiera caber todo en el barco, pero sí, Pepe es un experto y lo cuadramos todo.

Decidimos salir el viernes, que era nuestra primera noche, para no perder días y llegar a Formentera al amanecer.

Hicimos dos turnos, y bueno, hicimos lo que pudimos... Algunos tenían sueño, otros se mareaban... Pero al final nos las apañamos. Yo hice el segundo turno de 3 de la madrugada a 8 de la mañana y fue fantástico.

Mientras íbamos navegando me tumbé boca arriba, a contemplar ese cielo único que solo puede verse desde mar adentro y vi un montón de estrellas fugaces, así que aproveche y pedí muchos deseos. El amanecer fue precioso.

El sol empezó a despuntar llegando a las islas, lo primero que ves es Es Vedrá, la cabeza de dragón. Los colores de los amaneceres y atardeceres son espectaculares. Tonos rosáceos, liliáceos y anaranjados; un espectáculo para la vista y el corazón.

A las 8 de la mañana estábamos llegando a Cala Saona, allí fondearíamos la segunda y tercera noche. En esta cala descubrimos los magníficos desayunos que preparaba Thomas y ya no tuvo más remedio que prepararlos cada día.

Thomas breakfast
Thomas breakfast

Cala Saona no es de mis playas preferidas, porque hay un hotel construido en la misma cala y siempre hay mucha gente. Eso sí, la cosa cambia si vas en barco, ya que su agua es, simplemente, espectacular y tienes mucha más sensación de contacto con la naturaleza, a pesar de ser una cala bastante concurrida.

Atardecer en Cala Saona
Atardecer en Cala Saona

El primer día estuvimos bañándonos y haciendo snorkel en Cala Saona y también bajamos con el dingui (barquita tipo Zodiac) a la playa a estirar un poco las piernas o tomar un zumo o café, a parte del hotel Cala Saona hay un chiringuito en la misma playa. De cara al atardecer vimos la puesta de sol y preparamos la cena en el barco.

Zumo en Cala Saona
Zumo en Cala Saona

Una de las dudas que tenía era si sentiríamos mucha sensación de agobio en el barco al ser ocho personas, pero debo decir que no fue así y estuvimos muy a gusto. También decir que el grupo fue genial y todo fluyó sin ningún problema. Carmen nunca había estado en Formentera, entonces, decidimos que al siguiente día, para que ella conociera la isla, un grupito nos alquilaríamos un mehari y una moto para a turistear por allí, mientras Pepe y Borja se quedaban a cargo del velero.

Nuestro mehari por unas horas
Nuestro mehari por unas horas

Salimos desde el puerto de La Savina y la idea era ir a Es Caló que tiene una cala preciosa de un color azul turquesa intenso. En Es Caló está el hostal Can Rafalet, un restaurante con vistas al mar, se come bastante bien y si vais os recomiendo reservar en la terraza, veréis que las vistas son preciosas. La idea era comer allí, pero había mucha gente y finalmente decidimos ir a comer algo rápido a Sa Panxa, un restaurante en la carretera de San Ferrán con varias opciones. Por la noche hacen pizzas y están muy buenas y varios días hacen conciertos de música en la terraza, es muy agradable, si estáis por la isla os recomiendo visitarlo. Siempre hay opciones veganas y/o vegetarianas. Al lado, en la misma carretera, hay otro restaurante que se llama Blat Picat, también está muy bien y cocinan platos saludables y zumos de verduras y frutas.

Después de comer fuimos al faro de Barbaria para que Carmen lo conociera, aunque fuera pronto para la puesta de sol. Este faro es un lugar indispensable que visitar en la isla, en todos mis viajes voy varias veces a ver la puesta de sol, es un lugar mágico en el que se siente la energía.

Faro de Barbaria
Faro de Barbaria

Me encanta sentarme allí y relajarme viendo cómo se pone el sol. Para mi sorpresa al llegar allí vi que ya no se puede llegar con vehículo hasta el faro, han hecho un parking gratuito donde debes aparcar y llegar hasta el faro andando, imagino que debido a la afluencia de turistas se estaría degradando el terreno por el uso de coches y motos y han decidido preservarlo.

Camino al Faro
Camino al Faro

Carmen y Thomas bajaron también a la cueva que hay y se tomaron varias fotografías, yo no fui porque tengo vértigo y la cueva da a un precipicio, ya bajé en su momento y esta vez yo preferí sentarme un rato sintiendo la energía del lugar mientras ellos investigaban . De camino al puerto, paramos en Sant Francesc, es un pueblito con mucho encanto, es la capital de la isla y tiene varias tiendas y restaurantes. A pesar de ser la capital es tranquilo y si lo que buscas es más ambiente deberías alojarte en Es Pujols que es la zona más turística, donde hay más vida nocturna ya que hay varios bares y clubs de noche. Comentaros que en Es Pujols hay otro restaurante vegetariano, que se llama Integral y está bastante bien.

Vistas desde la cueva del faro de Barbaria
Vistas desde la cueva del faro de Barbaria

Paseando por Sant Francesc llegamos a la iglesia donde nos casamos, sí, no os lo he contado, pero nuestra boda se celebró en Formentera y fue un momento muy mágico en nuestras vidas.

Estuvimos dando una vuelta por Sant Francesc y fuimos a tomar un helado, el tiempo nos pasó volando, cosa normal en esta isla. El tiempo se echaba encima y debíamos regresar hacia el puerto ya que a las 20:00h había que dejar los vehículos de alquiler.

Borja y Pepe nos recogieron en el puerto y esa noche, la cuarta, fondeamos en Es Palmador.

Es Palmador es una isla privada, por lo que vi hace poco, la compró un luxemburgués. Desde la punta final de la reserva natural de Illetes se puede divisar esta maravillosa isla, hay poca distancia entre ellas, pero debido a las fuertes corrientes es aconsejable no cruzar a nado y mejor llegar en barco.

Pero aparte de todo esto, Es Palmador tiene las playas más bonitas del mundo.

Me quedan muchos sitios por visitar pero hasta el momento no vi playa igual en ningún lugar del mundo. No os lo voy a intentar describir porque es demasiado impresionante, así que mejor os dejo una fotografía y juzgáis por vosotros mismos.

Hace unos años, cuando fui con Borja, alquilamos una barquita pequeña en La Savina, que es el puerto de Formentera y recorrimos muchas playas de la isla, ahí descubrimos una calita en Es Palmador que estaba virgen y sin gente. Os recomiendo la opción de alquilar una barca pequeña y recorrer las playas de la isla desde Es Palmador hasta Cala Saona, cuando lo hicimos pasamos un día inolvidable. La barca se alquila sin título y pasas todo el día de 10:00 a 19:00, nosotros fuimos dos pero caben cuatro personas y sale por unos 170 euros. Tal vez para dos puede salir un poco caro, pero para mí la experiencia valió totalmente la pena, ya que poder pasar todo el día bañándote en aguas cristalinas sin gente, es un lujo en esta isla.

Volviendo a la cala de Es Palmador, Borja propuso ir a pasar la mañana allí.

Primero fueron los chicos para encontrar el camino y ver si se podía llegar andando, con el dingui era muy complicado por el oleaje. Vieron que sí se podía llegar y vinieron a buscarnos. Cuando llegamos éramos los únicos de la cala, nos sentíamos unos Robinson Crusoe a lo moderno.

Descubriendo Es Palmador
Descubriendo Es Palmador

Estuvimos nadando, haciendo snorkel y tomando el sol...

De cara al mediodía volvíamos a Es Palmador, nos paramos un ratito a bañarnos en las cristalinas aguas y luego ya volvimos al velero a comer.

Por la tarde seguimos bañándonos y de cara al atardecer nos fuimos a Es Mestres a fondear, ya era nuestra quinta noche.

Antes de que se pusiera el sol bajamos a tomar algo al Beso Beach, aquí fue donde celebramos la cena y la fiesta en nuestra boda y siempre que vamos a Formentera nos gusta ir para recordarlo. Ahora es un local muy de moda y puedes ir a comer y por la tarde tomar unas copas mientras se pone el sol, hay mucho ambiente con un dj pinchando música en directo y mucha gente joven y muy fashion.

Esa noche cenamos en el barco y yo comí demasiadas setas. Las setas en grandes cantidades son tóxicas así que todo lo que pasó al día siguiente carece de glamour o interés alguno.

Tuve mucha suerte porque el día de mi intoxicación fue el día que peor tiempo hizo y estuvo lloviendo, así que no me perdí nada.

Ese mismo día Luis y Laura volvían a Bcn con avión desde Ibiza, han sido papis y no querían dejar tantos días solo al bebé, así que navegamos hasta Ibiza, los dejamos en el puerto y Patri se fue con Carmen y Thomas a enseñarles la ciudad de Ibiza, que no la conocían. Yo me quedé en el barco pasando mi mona y descansando. Fuimos a una cala en Santa Eulalia y por unos momentos pensamos en hacer noche allí, pero a pesar de que Ibiza y Formentera están separadas por menos de 4 km, el ambiente, la energía y la calidad de sus aguas cambia totalmente, así que finalmente decidimos volver a Formentera. Por la tarde recogimos a los chicos en el puerto y volvimos hacia Es Palmador para dormir allí y pasar el día siguiente en Ses Illetes, era la sexta noche y por lo tanto la última que dormiríamos en Formentera .

Como os decía, dormimos en Es Palmador y por la mañana nos fuimos a Ses Illetes concretamente a la playa de Es Mestres, ese día el sol estaba radiante y no apareció ni una nube. Pudimos disfrutar del agua de Ses Illetes durante todo el día, estuvimos bañándonos, tomando el sol y leyendo en el barco. Relax total. Patri está embarazada y como al venir se mareó un poco, decidió volver en avión y ahorrarse el mal trago. Su avión salía a las 22:00h, así que sobre las 18:30h salimos hacia Ibiza, exactamente a Ses Salines.

Allí Patri se despidió de nosotros y cogió un taxi hacia el aeropuerto. Ya era el último día, y nuestra última noche, que íbamos a pasar realizando la travesía de vuelta a la Península. Antes de partir cenamos en el velero, en la Playa de Ses Salines, e Ibiza nos regaló un espectacular atardecer. Esta vez éramos menos, aun así hicimos 2 turnos igual y en 10 horas estábamos llegando a Dénia. La vuelta fue de lo más apacible, el aire iba en nuestro favor, y el mar estaba calmado.

Atardecer en Ses Salines
Atardecer en Ses Salines

Lo primero que hice al llegar al puerto de Dénia fue darme una buena ducha, porque en una semana solo me había duchado de forma completa una vez.

En el velero hay depósitos de agua dulce, pero éramos muchos y no era cuestión de estar cada dos por tres yendo a repostar, así que tuvimos que minimizar gastos. ¡No sabéis el gusto que me dio esa ducha! El velero evidentemente se mueve por el aire pero tiene un pequeño motor auxiliar, al llegar a puerto fuimos a repostar y nos salió a 100 euros, así que fueron unos 11 euros por cabeza.

Viajar en velero es toda una experiencia, no te falta de nada pero tienes que adaptarte a unos espacios más reducidos y a convivir con los otros tripulantes ya que pasas con ellos las 24 horas del día. Yo como os he dicho no tuve ningún problema, todo fue genial, lo peor del viaje fue mi intoxicación... Menos mal que se alinearon los astros y me dio el único día malo en el que las lluvias no nos habrían permitido hacer mucho más.

Estar en contacto con el mar me da vida, lanzarte al mar nada más despertar es un lujo y ver el atardecer junto a tus amigos mientras preparábamos la cena fue una experiencia increíble.

Me quedo con el recuerdo tan bonito y habiendo podido realizar otro de mis sueños.

Si necesitáis cualquier información de Formentera no dudéis en preguntarme, este año al ir en velero disfruté más de lo que es el mar, pero cada año nos hemos alojado en la isla y ¡la conocemos bien!

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See you soon!
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